Gran satisfacción le produce a este comentarista sacar a la luz esta imagen en la que vemos a la popular y singular salvaterreña la señá Rita la Carnicera. Perdonen las alusiones personales, pero no por menos fuimos vecinos de la misma calle durante muchos años, existía una sincera y cariñosa amistad entre las respectivas familias, residentes ambas en la calle Nueva o como queramos de don Francisco Montero, es verdad, un afecto sincero correspondido mutuamente de aquellos de vecinos de antes.
La señora Rita Luna como decimos era una mujer muy popular en nuestro pueblo en aquellos años 50 y 60 años en lo que existía muchas carencias en los pueblos, archiconocida gracias a su dedicación profesional como carnicera; la mayoría de los de la generación del que esto escribe la conocimos como una mujer muy activa, de estado viuda, dedicada plenamente a sus hijos y a su trabajo. Para ella no existían las penas, era su carácter afable y dicharachero, su risa permanente y su peculiar forma de hablar se hacían notar en cualquier parte donde se encontrara, emanaba simpatía que contagiaba a los demás…
No tenía la señá Rita inconveniente ni reparo alguno en aquellos años lejanos de dedicarse a faenas que eran intrínsecamente abordadas por los hombres, lo que no era muy común en aquel Salvatierra de los Barros de la época. Tenía una gran habilidad para sacrificar los chivos o los borregos que luego tras clasificar convenientemente las piezas las vendería por las mañanas en el mercado a sus clientas o en su misma casa.
Por entonces los sacrificios de los animales se llevaban a cabo en el Matadero Municipal, aún se le sigue llamando así aunque en la actualidad esté dedicado a Biblioteca Municipal y Casa de la Cultura, allí veíamos a los carneros del pueblo, entre ellos a la señá Rita y la figura inconfundible del veterinario don Rafael Calero que llevaba a cabo la inspección de las reses muertas.
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