Esta bonita panorámica, fue captada, con ocasión de las rutas que hizo este viajero, después de Semana Santa, con su amigo Luis Moriano. En esta ocasión, nos adentramos por el llamado camino del Rocho, con pretensiones de llegar hasta el Naranjero, la verdad es que no logramos llegar hasta esta finca, puesto que perdimos mucho tiempo admirando el paisaje, que esa mañana soleada y agradable, mostraba el campo pletórico de verdor y de flores, un regalo de la Naturaleza, del que supimos disfrutar a nuestro modesto entender.

En la finca que fuera propiedad de don Manuel Hernández, nos encontramos esta vieja gloria, una maquinaria de los antiguos tiempos, decrépita, herrumbrosa y abandonada, pero que aún presenta orgullosa los vestigios de su antiguo esplendor, está situada en un pequeño promontorio, desde el cual se puede contemplar este maravilloso paisaje, que muestra la fotografía.

El agua era extraída de un pozo cercano a la noria, la maquinaria la ponía en movimiento una bestia, que daba vueltas y vueltas, alrededor de la misma, para ser vertida a través de los cangilones, al acueducto que se aprecia en la imagen el cual se conserva intacto en la mayor parte del mismo.

Tras un recorrido de uno 300 metros más o menos, el agua bajaba por este acueducto, hasta llegar un estanque, situado en una pequeña huerta próxima, que luego serviría para el riego de las distintas hortalizas que en ella se cultivaban

Al fondo, en lontananza vemos al Castillo de nuestro pueblo, que con los olivares, completa una hermosa panorámica.