Al pasar por la llamada calleja de los Leva, el viajero se fija en la recia pared que vemos en la fotografía, piensa que los albañiles de entonces la construyeron de forma consistente y segura, y saca en conclusión que más bien se asemeja a la pared de un castillo o fortaleza que a la de una nave o almacén, al mismo tiempo, se imagina el esfuerzo que tuvieron que hacer estos albañiles para conseguir acoplar las pesadas piedras de las que está hecha la pared. Es la característica arquitectura extremeña y que ahí ha quedado como legado y testigo de otros tiempos.
La pared es parte de lo que antiguamente era el llamado molino o almazara de aceite, al que conocíamos como “Molino Mellique”, se encuentra al lado del Molino de piensos de Antonio Vinagre.
El terreno que ocupaba el molino de aceites, fue vendido en varios lotes y en la época en que funcionaba para el público, lo hacían a la vez otros dos molinos, “La Molineta” y Mari Carmen”, amén de otro que existía en la calle La Virgen, que trabajaba de forma particular para elaborar su propia cosecha. En la actualidad todos han desaparecido.