El viajero cada vez que se refiere en estas páginas a “nuestro” Castillo, siempre se le viene a la memoria lo mismo: que por muchas veces que incida en ello, siempre sacará una imagen distinta de esta maravillosa fortaleza, y se decide a mostrarla, puesto que el Castillo es como las obras clásicas, como la de música clásica y los cuadros, por ejemplo, que por muchas veces que las oigamos o contemplemos, siempre encontramos en ellos matices diferentes, que nos sorprenden y nos deleitan.

Esta hermosa estampa, de esta gran fortaleza, es magnífica, al Castillo lo contemplamos en lo alto de la sierra, nos vigila a todos los salvaterreños, el Castillo sufrió en sus carnes al igual que otras fortalezas, el derrumbe de parte de sus murallas, cumpliéndose con ello la orden de los Reyes Católicos, tras la toma de Granada.

Estos Reyes lograron unir los reinos de España, ya no había amenazas interiores, con esta orden, los monarcas quisieron quitarle protagonismo a los señores de los Castillos, en el nuestro, con el transcurrir del tiempo también de los elementos y no sólo los atmosféricos hicieron mella en él.

Ahora vive una vida plácida, tras la restauración de parte de sus dependencias por un matrimonio inglés que lo compró y allí habita la viuda.

Nosotros los de Salvatierra lo disfrutamos, lo contemplamos, lo admiramos, presumimos de nuestro castillo y lo vemos desde casi todas las calles de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros.