Nuestro pueblo es generalmente conocido además de por su artesanía alfarera, por sus vinos de pitarra que se vienen elaborando de forma individual y artesanal, la excelencia y calidad de sus vinos de pitarra es manifiesta, en especial el vino tinto.
La pitarra, es el vino casero que su dueño hace en la bodega de su casa de forma artesanal, sin intervenir para nada la química y ningún otro factor extraño añadido, en la producción de este vino sólo interviene la uva que se cría en esta tierra, sazonada por el microclima que aquí gozamos, las manos del bodeguero y el azufre que es el elemento químico que utilizan para curar las viñas y para limpiar los conos que contendrán la uva pisada en el lagar.
En los conos fermentará la pulpa de la uva, hasta que se convierta en ese vino tinto de tan buena calidad y de tanta fama en los pueblos de la periferia y de otros lugares no tan cercanos que le han dado renombre.
El viajero en su transitar por las calles del pueblo, pasó por la pequeña bodega de Agustín Suero García “Avalo”, el que junto con su compañero José de la Barrera, (los vemos en la foto), se dedicaban al trasiego del nuevo vino desde las vasijas donde se ha hecho a otras, con el objeto de eliminar las naturales impurezas.
El viajero lo cató, y considera que les ha salido bueno, recio, con cuerpo y con buena graduación, es el vino tinto y característico que aquí conocemos.
La foto es significativa, nos indica a lo que antes nos referimos: una bodega de modestas proporciones, donde hace su vino de pitarra para su consumo propio el de sus amigos.
24 de diciembre de 2014