La estampa de este burro la captamos hace más de nueve años muy cerca de la Era López, ya por entonces era raro ver a uno de estos animales en el campo, hoy en día están casi desaparecidos, quedan muy pocos y los que quedan los tienen los clásicos hombres del campo que los conservan por capricho o aquellos otros que los conservan para que les aporte una pequeña ayuda en sus modestas labores del campo.

Antes los burros estaban considerados como un componente más de la familia, sus propietarios los mimaban puesto que era imprescindibles para los trabajos de la tierra: arar y sembrar, recogida de mieses o traslados de grano; muy corriente era verlos transitando por las calles de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros con su andar cansino  y lento cargados con los serones repletos de barro para los alfareros o transportando leña. Los panaderos los utilizaban para repartir el pan tierno de casa en casa, había quienes los empleaban para trasladarse a otros pueblos bien a visitas médicas o a realizar compras o simplemente para pasear cosa que realizaban los más pudientes cuando se trasladaban por las tardes a visitar sus fincas. Hoy casi no son necesarios.

Su declive comenzó allá por los años sesenta cuando la población rural comenzó su éxodo hacia las grandes ciudades en busca de otros horizontes, sus propietarios al no resultarles útiles los vendían; los compradores los cargaban en camiones y su destino era el sacrificio de estos jumentos en los mataderos, decían que los llevaban a Valencia, veíamos sus cabezas sobresaliendo de la caja del camión observábamos sus ojos tristes que nos miraban y mismamente parecía que se despedían de nosotros, intuíamos que estos animales dóciles y cariñosos sabían cual era su destino…