Hoy, el viajero ha rescatado de su archivo esta fotografía, en ella que aparece el árbol más significativo que tenemos en los campos de nuestro pueblo: La Encina. El término de Salvatierra de los Barros, junto con otros nueve, es uno de los que componen la llamada Sierra Suroeste, donde gozamos de un clima privilegiado, siendo el término de Salvatierra el más húmedo de todos los que integran el territorio de la Comarca.
En nuestro término predominan la encina y el alcornoque sobre las demás masas forestales, no obstante tenemos algunos bosquecillos de castaños y otros arbustos como el quejigo, etc.
Durante la segunda mitad del S. XVIII, este bosque de encinas y alcornoques, sufrió transformación con el roturado de la tierra, limpieza y quema de malezas, la eliminación y el clareo de la arboleda por la gran saturación, dando lugar a lo que conocemos hoy por la Dehesa.
En la Dehesa campan a sus anchas los cerdos ibéricos, donde mantienen muchas cabezas de esta especie. Durante la llamada montanera, se alimentan y ceban con sus bellotas, aprovechando asimismo las ricas hierbas y raíces de la tierra, dando lugar a la obtención de esos exquisitos jamones, lomos y embutidos exclusivos de Extremadura. Es ésta una de las facetas que junto con las atenciones que se le prestan a la Dehesa coadyuvan a su equilibrio y a potenciar su gran valor ambiental.
El viajero copia estos versos del insigne paisano nuestro Jesús Delgado Valhondo, dedicados a la encina:
“No sé si la encina ha nacido de roca
o ha nacido del polvo que levanta el rebaño,
o ha nacido de tierra seca, caliente y loca,
o ha brotado en la siesta, o es un dolor extraño.
Encinar extremeño, mis heroicas encinas,
mis sufridas encinas, milenarias y llenas
de cigarras, de tórtolas, de olor de campesinas
como si fuese sangre sin encontrar sus penas”.
29 de junio de 2015