El viajero se detiene un momento para en la Plaza del Pilar de nuestro pueblo, para fijarse en este típico y bonito rincón, que se encuentra a la derecha al entrar bajando por la calle Nicolás Suero; a la memoria se le vienen aquellos lejanos tiempos en los que veíamos en este mismo sitio un gran número de caballerías (asnos y mulos), aguardando la vez para que fueran herrados por el maestro herrador el señó Vicente Rangel y su ayudante y yerno Manolo Bigotes.
La fachada de esta casa ha sido remodelada, ya no se asemeja en nada a aquella casa a la que se refiere el viajero, no obstante sus dueños han querido dejar constancia del oficio a que se dedicaban en aquella época, el albañil como podemos observar ha dejado impresa en la pared una herradura, signo identificativo del antiguo oficio de los moradores, un detalle curioso y bonito que al viajero le gusta.
Indicar por último que este espacio es el más idóneo para presenciar la Procesión Magna del Santísimo Cristo de la Misericordias del 14 de Septiembre, la perspectiva es preciosa al paso de la imagen ese día.
Recuerdos y más recuerdos…
7 de agosto de 2015