Al viajero cada vez que visita su pueblo Salvatierra de los Barros, le gusta darse una vuelta por el paraje de La Romana, le agrada pasar un rato allí sentando, le entretiene mirar el paisaje, las pequeñas huertas, oír el silbido del viento que peina los árboles de la alameda, los trinos de los pájaros y el croar de las ranas que toman el sol a la vera del charco.

El viajero al retirarse del lugar, bebe un trago del agua saludable que sale del caño de su fuente; agua fresca y cristalina que viene de la sierra, debidamente filtrada y que le da ese sabor de carácter mineral, ausente de cloro que ya quisieran tener esas condiciones las aguas que venden embotelladas en los supermercados. Aguas que en otros tiempos sirvieron para lavar muchísimos cestos de ropa.

El viajero se ha quedado gratamente sorprendido al comprobar que el entorno ha sido remodelado, la pared lateral ha sido reforzada y modificada dándole gran solidez, creemos que  la pared no se caerá cuando vengan los temporales, como ha ocurrido en otras ocasiones.

Es bello el entorno, el viajero nunca le ha hecho caso al letrero que indica: “AGUA NO POTABLE”, allá él con sus responsabilidades, pero por ahora, según le informa un vecino, no se debe beber de esta agua, parece ser que ha habido algunas filtraciones de aguas contaminadas procedente de alguna granja ganadera cercana y es conveniente abstenerse hasta tanto nos llueva y se limpie el entorno.

19 de septiembre de 2015