Como todos sabemos en todas las profesiones entre sus gremios existe un lenguaje especial al que llamamos argot, con su uso los que practican una actividad determinada se entienden a la perfección mientras los extraños nos podemos quedar en ocasiones in albis.
En la fotografía que hoy presentamos podemos observar realizando su trabajo a Luis Suero García, al que conocíamos en nuestro pueblo Salvatierra de los Barros por “Luis Avalo” del que tenemos que lamentar su ausencia de entre nosotros.
Luis, en esta ocasión casi tiene acabada la tarea de rellenar el interior del horno con las piezas de cerámica que él mismo ha fabricado. Esta tarea se llama “enjornar” (enhornar), vemos como la entrada del horno la va tapando poco a poco con adobes colocados de forma tal que va dejando entre uno y otro un espacio que sirve para que entre el oxígeno y el tiraje del fuego mientras se cuecen estos cacharros, a esta pared los alfareros le llaman el “tasquil”.
Las características de los hornos “cubiertos” de Salvatierra son distintos a los del resto de la Península, algo inverosímil, puesto que no tienen orificio de salida en la parte superior de la bóveda que es completamente cerrada. La salida o tiraje se realiza por la parte superior de la puerta, a través del orificio que ha dejado sin tapar de esta pared o tasquil.
Muchos de estos hornos van desapareciendo poco a poco, en la actualidad nuestros alfareros se han decantado por los hornos accionados por gas o eléctricos, aunque tienen menos capacidad tienen en cambio la circunstancia favorable de que a estos artesanos les resulta menos trabajoso, mucho más económico que los convencionales y las piezas que en los mismos cuecen salen mas perfectas.
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