En la fotografía que hoy mostramos podemos ver a dos coladores dedicados a la tarea de mezclar las arcillas para que se reconviertan en el barro con el que los alfareros fabrican sus cacharros, que en el argot alfarero a este trabajo se le llama “colijo” o colar el barro.

Estas arcillas en unas cantidades apropiadas que denominan barro “flojo” y “fuerte” lo mezclan con agua en el pilón batiéndolo con dos tablas de unas medidas aproximadas de 2,5 m. de longitud y 0,20 cms. de ancha y 0,4 de grosor.

Las arcillas han sido extraídas de los yacimientos que aquí llaman “barreros” y que se encuentran en el término municipal de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros, sacándolas en forma de terrones las que almacenan en sus alfares hasta la hora de elaborarlas y transformarlas en barro.

Estos terrones los que previamente han tenido que machacar para que se disuelvan con más facilidad en el agua del pilón que es un depósito con el borde cubierto de palos de alcornoques donde los coladores apoyan las tablas moviéndolas una y otra vez continuamente para ligar las arcillas y conseguir una mezcla homogénea hasta quedar disueltas las mismas.

Una vez conseguida una mezcla pastosa las trasvasan a un depósito que ellos llaman “la pila del barro” esta pasta la cuelan a través de una criba con el objeto de separar las impurezas. Una vez acabada esta operación llamada “baño”, sacan las arenas sobrantes del pilón y vuelta a empezar con otro nuevo baño hasta conseguir llenar la pila, que será de donde se abastecerán del barro que utilizan para la fabricación de sus cacharros.

Es este un trabajo muy penoso que requiere mucho esfuerzo, en algunos casos actualmente esta operación se realiza con unas máquinas eléctricas batidoras que ha facilitado muchísimo la labor.