Ahora ante la proximidad de las fiestas navideñas, se nos enternece el corazón y a todo el mundo le deseamos paz y prosperidad, deseos que ya empezamos a intercambiarnos y muchos más que desearemos y nos desearán, escuchamos villancicos por doquier y las ofertas comerciales nos invaden.
Es Diciembre el mes de la alegría y de los buenos deseos, también el mes de María la Madre de Dios, que trajo a su Hijo Jesús al Mundo y por el que tanto sufrió, al igual que las demás madres siempre pendientes de sus hijos y que desean lo mejor para ellos.
He escuchado un villancico que habla de quintos y se me ha venido a la memoria los recuerdos de cuando en Salvatierra de los Barros fui “llamado a filas” como se decía antes, y también de que a partir de aquí, empezaban las preocupaciones de nuestras madres por nosotros y eso que aún faltaba un año para ingresar en el Ejército, los quintos nos encontrábamos despreocupados de este problema y festejábamos por las calles del pueblo la entrada en quintas, cantando, riendo, bebiendo y bailando; entre otras canciones cantábamos aquella jota de los quintos acerca de la mili que decía:
“Las madres son las que lloran
Que las novias no lo sienten
Se quedan cuatro chavales
Y con ellos se divierten”
Y la verdad es que por este motivo han llorado mucho las madres, al ver partir a sus hijos que sin comerlo ni beberlo los llevaron a las guerras de Cuba, Filipinas o África, a nuestra incivil guerra de España, donde se mataron hermanos unos a otros, a Ifni…; personalmente creo, que deberían haber ido a participar en esos conflictos los que los generaron, o sea, los políticos, fueron a luchar como siempre, los pobres, los hijos de los ricos se libraban de ir por ser precisamente, ricos.
A nuestras madres a las que ya se han ido, y a las que siguen con sus hijos van dedicadas estas líneas y también como homenaje a María la Señora, que sufrió tanto por su Hijo Jesucristo.
15 de diciembre de 2014