Está amaneciendo en nuestro pueblo, estamos disfrutando de una mañana otoñal con el cielo limpio de nubes y con una temperatura muy agradable, mientras, de forma perezosa los primeros rayos del sol se están abriendo paso poco a poco, van llegando a los tejados de las casas que dan reflejos húmedos como consecuencia de la humedad de la escarcha caída durante la noche, en las tejas se refleja el sol, que le aporta al conjunto una belleza inusitada.
Todavía persiste en el ambiente, esa bruma mañanera que luego se retirará cuando el sol esté en lo alto, la bruma no deja ver con nitidez la sierra de Juan Demás y las de Jerez que vemos al fondo, en la lejanía.
El ambiente en general es de paz, sosiego y tranquilidad, no vemos un alma alrededor y la ausencia de coches es manifiesta, no hay prisas, hemos sorprendido a esta mañanera hora, a los habitantes del pueblo descansando, el día es muy largo y ya habrá tiempo de emprender la ardua tarea diaria, cuanta diferencia con esas grandes urbes que a estas horas ya están sus habitantes cansados del ruido de las bocinas de los coches y del ajetreo en general.
Resalta entre todo el conjunto la hermosura de la Iglesia Parroquial del Mártir Señor San Blas, que majestuosa se yergue entre las casas del pueblo.
20 de diciembre de 2014