La mujer, a lo largo de la historia, ha sido pieza fundamental en la alfarería, por ello fue reconocida su labor con ocasión de una de las Ferias del Barro que se vienen celebrando alternativamente en nuestro pueblo Salvatierra de los Barros y en San Pedro do Corval, pedanía de Reguengos de Monsaraz (Portugal).
En esa ocasión los organizadores tuvieron la feliz ocurrencia de dedicarles esa edición a estas esforzadas mujeres. La fotografía que hoy se muestra corresponde a uno de los carteles de esa Feria en la que la mujer fue la principal protagonista como acabamos de indicar.
Sobre el asunto se ha referido el comentarista en otras ocasiones, pero no se cansará de repetirlo: sin la presencia de la mujer en los alfares, el alfarero poco podría hacer, ya que éste efectivamente es el que hace los cacharros, pero es la mujer la que los mima y los atiende en las múltiples facetas que el cacharro necesita, hasta que esté finalmente acabado y dispuesto para su salida, antes de eso, hay que retirarlos de la rueda, ponerlos a orear, tintarlos, pintarlos, decorarlos, etc.
En la fotografía, vemos a una de nuestras paisanas rodeada de un mar de cacharros, en esta ocasión son “guarrinos” –pequeños cerditos- que utilizan los niños como huchas a los que delicadamente le está pegando sus patitas.
8 de junio de 2015