FEDERICO MORALES CASTAÑO, nació en Abril de 1948 en la calle el Pozo de Salvatierra de los Barros, donde siempre vivió y donde sus padres Julián y Ana tenían la alfarería; al dejarla ellos, Federico continuó modelando piezas de barro en este alfar de sus padres que es lo que siempre supo hacer.

Comenzó como muchos alfareros a aprender el oficio a la vera de su padre cuando era aún un niño y lo aprendió bien, de sus manos salían unos cacharros que eran primorosos, bien hechos, elegantes, en resumen, verdaderas obras de arte.

En un principio eran los arrieros los que iban a su casa a comprarle los porrones y demás piezas, luego, al venir el declive de la llamada alfarería del agua, tuvo que decantarse como los demás alfareros por la fabricación de otras piezas que sirvieran para el ornato de las casas, las que realizó siempre con el barro autóctono de Salvatierra y con los mismos procedimientos de la alfarería tradicional del S. XVI., luego, junto con su esposa, salía a venderlas con su furgoneta, por toda España, primordialmente en las ferias tradicionales, Federico se convirtió también en uno de los llamados “alfareros-arrieros”, al desaparecer la figura del legendario arriero del burro y las angarillas que recorría los caminos andando con la sola compañía de su jumento, había que sacar lo que fabricaba a la calle y venderlo.

Federico ya no se encuentra entre nosotros, se fue no hace mucho, estaba recién jubilado, el corazón le falló, pero nos ha dejado entre los vecinos la huella de su carácter afable y el buen hacer del clásico alfarero salvaterreño.

29 de octubre de 2014