El viajero tiene la sana costumbre, según él, al igual que lo hacen muchos salvaterreños la de de visitar la Ermita donde se encuentra la imagen del Santísimo Cristo de las Misericordias; es éste un hábito muy arraigada entre los vecinos de Salvatierra de los Barros, de hecho durante las horas en que la Ermita permanece abierta, sea durante la mañana o bien por la tarde, nunca falta una persona que acompañe al Cristo.
Cuando el viajero entra en el patio de la Ermita los rayos mañaneros del sol, se proyectan sobre la blancura de las paredes de este recoleto patio, la luminosidad, la claridad natural, le da una especial belleza y encanto al conjunto.
El viajero se fija en la cúpula del camarín donde se custodia la imagen del Cristo que destaca airoso en el cielo limpio y azul.
Observa como la puerta principal se halla abierta franqueando la entrada a los fieles, hay otra en el rincón, a la derecha, da a la sacristía y al camarín, y piensa cuántas veces habrá traspasado la imagen del Cristo esta puerta, que solo se abre salvo raras excepciones una vez al año y con ocasión de su traslado a la Iglesia para la celebración de la novena durante sus fiestas.
Vuelve a entrar el Cristo a su camarín el día 14 de Septiembre, es el día solemne de su festividad. El viajero dada su andadura por esta vida, ya ha visto esta escena muchas veces y aunque parezca repetitiva siempre es diferente y siempre se emociona, es un acto emotivo y como a él esta emoción también le embarga a la mayoría del pueblo que allí acude ese día.
La ermita data que sepamos desde mediados del S. XVIII, generación tras generación de salvaterreños, la vienen visitando diariamente para postrarse ante el Santísimo Cristo de especial devoción en nuestro pueblo.
Aquí deja el viajero esta estampa para recordarles a los ausentes devotos del Cristo este detalle de la Ermita.
1 de enero de 2015