A cualquier persona que visite Salvatierra de los Barros al pasear por sus calles, se percatará inmediatamente, de que se encuentra en un pueblo alfarero por excelencia; lo puede comprobar a través de esos distintivos, que se hallan colocados en las fachadas de algunas casas, que indican la existencia de una alfarería, esta enseña o marca es inconfundible, está hecha en cerámica, y en la misma se representan una de esas vasijas característica que hacen los alfareros de Salvatierra la llamada “maricona”, la silueta del castillo y el nombre del alfarero.
Antes existía la costumbre de que los alfareros sacarán sus cacharros recién hechos a la callen los colocaban en las aceras para que se orearan, ya no, con los adelantos técnicos no es preciso, lo impiden además la proliferación de coches que usurpan las aceras, pero también se debe a que los alfareros hoy en día cuentan con unas instalaciones amplias para sus menesteres.
En una de estas alfarerías, aprovechando que la puerta se encontraba abierta el viajero curioseó el interior y encontró este grupo de cacharros que el alfarero había sacado recientemente del horno, se trata de una serie de vasijas de distintos tamaños y modelos, aún no están acabados, antes de salir al mercado llevarán otra serie de procedimientos de pintura y un nuevo cocido, según nos cuenta el alfarero, hasta conseguir lo que podemos considerar unas bellas obras de arte que vimos en el mismo lugar ya acabadas.
Al viajero le gustó y plasmó la imagen a través de su cámara, aquí la deja en especial para aquellos que residen fuera y conocen este ambiente artesanal a los que con seguridad les traerán recuerdos expresivos de otros tiempos.
16 de febrero de 2015