La estampa del arriero con su burro cargado de cacharros es archiconocida por todos los españoles, un hombre humilde y sencillo que se hay andado todos los caminos de la piel de toro que es España, hombres que como éste han llevado el nombre de Salvatierra de los Barros a todos los pueblos, ellos son los que le han dado fama y renombre a este lugar, lo mismo que a los cacharros que hacen los alfareros.
En la fotografía vemos a nuestro paisano al que conocemos por Juanino “El esquilaó”, es, como decimos, la clásica estampa del vendedor de cacharros hoy ya desaparecida, el que con su burro cargado con unas angarillas, ofrecía por las calles de los pueblos a las amas de casa, con su potente voz y su clásico pregón, esos cacharros que los estudiosos del tema les llaman de la “alfarería del agua”.
En esta ocasión apreciamos que lleva además de cacharros de Salvatierra, otros que pueden ser de la Rambla de Córdoba, otro pueblo alfarero, se justifica porque había que ofrecer cacharros variados en cada época, no tenían más remedio que agarrarse a un clavo ardiendo, las circunstancias económicas así lo aconsejaban.
Como decimos los arrieros ya no están, han desaparecido, eso ya es historia, ahora los cacharros los sacan los mismos alfareros de sus talleres para venderlos en certámenes, ferias y otros eventos relativos al ramo.
17 de febrero de 2015