El viajero tiene ya sus años, y como él, muchos paisanos aún recuerdan aquellas escuelas instaladas en casas particulares del casco urbano; estaban situadas generalmente en los doblados de algunas casas y distribuidas por distintas calles.

Eran las denominadas escuelas unitarias de niños y niñas, en la época estábamos separados por sexos, eran las escuelas de la posguerra, tristes, precarias, desangeladas, con techos a teja vana por el que a través de los intersticios se colaba el aire, unas veces gélidos y otras abrasador que hacía que los niños pasáramos un inmenso frío o un insoportable calor según la época.

No obstante, en nuestra memoria de niños guardamos recuerdos imperecederos de estos centros educativos y de nuestros maestros, tanto ellos como ellas, muy eficientes y algo serios y rectos, ellos fueron los que nos desasnaron, los que nos proporcionaron unos conocimientos que sirvieron y mucho, para comenzar nuestra andadura en la vida, no sólo conocimientos culturales aprendimos con ellos sino que además aprendimos con ellos unos principios morales y nos inculcaron una educación moral que nos sirvieron para el trabajo y la convivencia con los demás; de nuestros maestros la mayoría de sus alumnos solo tenemos agradables y cariñosos recuerdos.

Ha servido este preámbulo para mostrar esta alegre y limpia fotografía que nos muestra el Colegio Público “Santísimo Cristo de las Misericordias” de nuestro pueblo; este centro educativo comenzó su andadura allá por el año 1956, con él desaparecieron aquellas precarias escuelas a las que antes se refería el viajero, los maestros y sus alumnos, instalaron en este edificio que acoge todos los cursos que se imparten, contando con aulas apropiadas y material didáctico acorde con los tiempos.

Hoy resulta todo más fácil y sencillo, los profesores cuentan con medios, los niños también, el resultado es que con menos esfuerzo se aprenda más.

16 de Marzo de 2015