Esta fotografía la obtuvo el viajero con motivo de la celebración la exposiciones que hizo en su día la Asociación Cultural “Amigos de Salvatierra”, que llamó ”Oficios Perdidos”, realizada en su loable afán de darnos a conocer nuestros usos y costumbres.
La imagen nos muestra las herramientas que nuestras abuelas y madres utilizaban para el lavado de nuestras ropas y las del hogar, ellas mismas eran las que tenían que transportarlos en la mayoría de las ocasiones hasta el lugar donde lavaban. Otras, utilizaban los borricos que iban cargados con estos enseres y con grandes cestos llenos de ropa sucia hasta las fuentes donde entonces se lavaba, algunas de estas fuentes se encontraban a cierta distancia, como La Romana, Las Mozas, Fuente del Obispo, Pilar de las Cogutas o La Pizarrita; nuestras paisanas empezaban muy temprano la tarea y acababan ya cuando el sol se ocultaba en el horizonte.
Fue en los años 60, por lo menos en Salvatierra de los Barros así fue, cuando llegó y se conoció la lavadora eléctrica, la trajo al pueblo el agente comercial Antonio Calado Rodriguez, paisano nuestro, estaban aquellas primeras lavadoras dotadas de un motor eléctrico con un cilindro central y vertical, el que se llenaba de agua y se cargaba de ropa sucia, se le administraba el detergente “Saquito” en polvo o escamas de aquellos tiempos, luego, una vez puesta en funcionamiento, el cilindro empezaba a rotar y ya, cuando el ama de casa consideraba estaba la ropa lavada, vaciaba de agua sucia contenida en el tambor, lo hacía manualmente, quitándole el tapón a una goma que expulsaba el agua bien al sumidero, al wáter o a la propia calle. ¡Qué diferencia de tiempos!
Actualmente este electrodoméstico en un aparato insustituible y cotidiano en el hogar, que realiza todas las operaciones del lavado automáticamente.
Nuestra admiración y cariño a aquella lavanderas de nuestra niñez, cuantas fatigas y sufrimientos tuvieron que padecer en estas labores.
26 de marzo de 2015