La Asociación Cultural “Amigos de Salvatierra”, tiene en imprenta la Revista “El Atrio”, dedicada a aquellos maestros que formaron generaciones y generaciones de chicos y chicas de Salvatierra de los Barros, la salida de esta revista será inminente.

Los maestros son los artífices de crear hombres y mujeres para la sociedad, Salvatierra no puede quejarse de ello y el ejemplo está a la vista.

Esta fotografía que hoy aparece en nuestra página web la sacó a la luz este comentarista en su muro el 24 de junio de 2013 y como vamos haciendo las comentamos después en nuestra página web. Esta fotografía data de bastantes años atrás, está tomada en el patio de las Escuelas “Santísimo Cristo de las Misericordias” de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros y en ella vemos a tres insignes maestros que dedicaron su vida con verdadera vocación a la enseñanza. De izquierda a derecha vemos a Don Andrés Sánchez del Toro que ejerció por Galicia y de naturaleza extremeña, Don Félix Sanjuán natural de Salvaleón y Don Antonio Jiménez Morales salvaterreño.

Fueron muchos los niños que pasaron por sus aulas durante aquellos difíciles años, tiempos en los que aún coleaba las consecuencias de la posguerra, tiempos de muchas carencias en todos los sentidos que hacían difícil la supervivencia; años de emigración en los que los padres tuvieron que abandonar los hogares y marchar al extranjero en busca de prosperidad dejando a las esposas e hijos en casa.

Estos maestros nacionales como entonces eran llamados, impartieron la enseñanza en escuelas ubicadas en casas particulares del pueblo, generalmente en los “doblaos” que no estaban debidamente acondicionadas ni reunían las condiciones necesarias para este menester, eran unos lugares inadaptados donde se pasaba frío y calor, sobre todo mucho frío; años de la leche en polvo americana. Luego mejoró algo el panorama y pasaron a los actuales grupos escolares.

El sistema educativo público de la época tenía muy poco peso en la Enseñanza Media, en el pueblo por entonces eran muy pocos los alumnos que iniciaron y acabaron el Bachillerato debido a que con rentas tan bajas entre las familias humildes que era la mayoría existían muy pocas oportunidades para estudiar, sólo lo hacían los de una cierta posición acomodada; no obstante, estos beneméritos maestros desasnaron a los muchachos de mi generación. Estos maestros nos inculcaron unos principios morales, éticos, religiosos y patrióticos que es lo que imperaba entonces totalmente diferente a los de la actualidad. A estos maestros les tenemos que agradecer su dedicación, pues nos dieron una pátina, o como se quiera decir, otro barniz muy diferente al que se le da a los chicos de ahora, a nosotros desde luego, nos sirvió en general para emprender al salir de la escuela una marcha un tanto difícil en aquella vida.

La verdad es que los recordamos con mucho cariño y afecto, ellos representaban entre nosotros sus alumnos el respeto, el afecto y la irrealidad.