En la arquitectura rural extremeña uno de los detalles que más destacan dentro de nuestro término municipal son las paredes de los cercados, han sido hechas con gruesas piedras que sirven para delimitar la propiedad y la privacidad de estas fincas rurales, al propio tiempo sirven de protección para los cultivos y para impedir la salida del ganado del dueño de dentro del cercado e impedir la entrada de otros extraños.

Al que esto escribe se le antojan estas paredes unas verdaderas obras de arte y si las examinamos detenidamente vemos que las piedras están engastadas unas con otras con mucha maestría, una labor que requiere mucho conocimiento aunque parezca que la obra es basta o burda.

En muchas de ellas sobre todo las que están reservadas de los fríos de la parte del norte vemos que crece el musgo y entre sus recovecos y la hierba se crían los caracoles, estas paredes son muy visitadas por los aficionados a estos gasterópodos y también por los que se dedican a recoger espárragos, cerca de estos muros proliferan las esparragueras.

Para los dueños de estos cercados les resulta costoso el mantenimiento de estas paredes y muchos de ellos han optado por sustituirlos por alambradas, durante el invierno las inclemencias del tiempo y la lluvia producen muchos desperfectos en las mismas, las piedras se caen y producen lo que llamamos “portillos”, el levantarlos resulta costoso tanto en trabajo como económicamente.

En la fotografía vemos a unos paisanos nuestros  que aprovechando el buen tiempo se dedican a la reparación de los citados portillos.