Sobre la termodinámica del botijo o porrón (así lo conocemos las gentes de Salvatierra de los Barros), aunque también tiene innumerables acepciones para nombrarlo, han hablado personajes eminentes que han estudiado en profundidad la relación existente entre el barro, el calor y el misterio de cómo puede enfriarse el agua dentro de este recipiente de cerámica.
El que esto escribe poco puede hablar de ello puesto que ni entiende de física, ni de nada relacionado con la influencia que tiene el porrón para que el agua se conserve a una temperatura fresquista en su interior y que hace las delicias del que la bebe.
Lo cierto y verdad es que el barro depura el agua eliminando los rastros de cloro y de otras impurezas que pueda contener cuando la sacamos del grifo, luego pasado un rato una vez el agua ha reposado dentro del botijo se torna fresca y de un sabor agradable, mucho mejor que esa otra contenida en una botella de plástico que dejamos dentro del frigorífico para que se enfríe, podemos hacer la prueba y comprobaremos que su sabor es diferente y menos agradable que la del botijo.
El botijo de Salvatierra está hecho con arcillas ferruginosas de color rojizo con alto contenido en óxido de hierro. Esta puede ser una causa importante para que el agua salga fresca y otra es que el botijo carece de vidriado lo que le permite transpirar y por consiguiente el agua se puede evaporar a través de sus paredes y asiento, a lo que coadyuva su porosidad, en fin, me he metido en divagaciones profundas y no voy a ser capaz de salir, así que lo dejaré así…
De todas formas lo que quería decir que a este comentarista le pillaron a eso de las doce del mediodía de un caluroso mes de Agosto echando un largo trago de agua del chorro que salía de un porrón hecho por los alfareros de Salvatierra que encontró al resguardo en un rincón y a la sombra; el agua como en natural, le supo a gloria, le refrescó la garganta y le mitigó la sed, aunque de consejos estamos todos sobrados, sería bueno que todas las casas se utilizara para beber unos de estos porrones que nuestros alfareros hacen en el torno y según, su tamaño los llaman: micos, pistolos, chingues grandes, chingues chicos, embelecos y tenores, estos dos últimos hay que tener fuerzas para levantarlos y beber de ellos dado su volumen y peso.
Recapacitando creo que el botijo es un recipiente insustituible para enfriar el agua por muy avanzada que se halle la tecnología en la fabricación de frigoríficos.
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