El cántaro era hasta no hace muchos años en todos los pueblos de España un utensilio muy útil que se usaba en todas las casas, esta vasija que hemos conocido de grandes proporciones con boca estrecha y provista normalmente de un solo asa, servía para acarrear el agua desde la fuente a los hogares para el consumo de sus moradores.

Es un utensilio según los entendidos en la materia de los que se encuentran incluidos dentro del catálogo de los de “alfarería del agua”.

Hemos visto los que contamos cierta edad muchas veces la estampa de la mujer acarreando el agua con un cántaro al cuadril y otro en la mano y en algunas ocasiones como dato curiosos soportando el peso de estas vasijas mientras charlaba al encontrarse con otra persona en la calle.

Con los adelantos que los tiempos modernos nos han traído día esta pieza alfarera ha quedado en desuso como otras de su misma clase que permanecen ahí como simples testimonios de otros tiempos, aunque tengamos que reconocer que su uso ya no tiene razón de ser, ahora no hace falta acarrear agua de la fuente puesto que la tenemos en casa simplemente con accionar el grifo.

Esta pieza que hoy mostramos en la fotografía corresponde a uno de los muchos ejemplares que se hallaron en las bóvedas de la Iglesia Parroquial del Mártir Señor San Blas de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros con ocasión del arreglo de sus tejados; está hecha por alfareros del pueblo que vivieron allá por el lejano siglo XVI. Aunque sus características a simple vista sean similares a los actuales difieren bastante entre sí, como puede ser su boca un tanto más ancha a los que normalmente se utilizaban hasta hace poco, su barriga más voluminosa y con unas paredes mucho más finas que los que hemos conocido en uso.

Es en definitiva, una pieza de museo que nos habla de los antecedentes alfareros del pueblo.