El adelanto de la sociedad, la mejoría económica y otros factores importantes han favorecido a que la mayoría de las casas que componen el casco urbano de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros hayan sufrido una gran transformación; a casi todas ellas sus dueños las han ido adecuando a las necesidades de los tiempos actuales, han remodelado sus fachadas y de su interior ya han desaparecido aquellos amplios zaguanes, lo mismo que los pasillos centrales empedrados para facilitar el paso de las caballerías hasta la cuadra que se encontraba al fondo, también han desaparecido aquellas amplias cocinas que se hallaban antes de entrar al corral dotadas la mayoría de una gran chimenea en la que permanecía constantemente la lumbre encenida y a la vera del fuego el puchero del café o la olla del cocido haciéndose lentamente, era éste un lugar íntimo de reunión de toda la familia e incluso de los vecinos donde al amor de la lumbre durante las noches de invierno se contaban cuentos e historias cuando aún no nos había llegado la televisión. En la parte superior los doblados donde se guardaba el grano y los aperos de labranza y muchos trastos más, éstos también han desaparecido, muchos de ellos han sido transformado en pisos al estilo de las grandes ciudades, con ello se ha propiciado a que estas casas dejen de ser incómodas para transformarse en un lugar con mejores condiciones de habitabilidad, agradable y cómodo. La estampa rural de esa arquitectura extremeña que nos caracterizaba ha desaparecido casi al completo.
Viene esto a colación para poder mostrar esta fotografía en la que podemos ver el ventanuco del doblado y la ventana enrejada de una de las habitaciones de esta casa del pueblo cuya fachada aún se conserva intacta, probablemente esté igual o con muy poca modificación desde cuando la edificaron, aunque no sabemos por cuánto tiempo más permanecerá así. Se nos antoja una estampa curiosa y bonita.
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