Hoy tenemos la gran satisfacción de sacar en este muro este rostro entrañable al que muchos de la generación perteneciente a la del que esto escribe reconocerán al instante, se trata de Álvaro Rosa, (el señó Álvaro el Municipal) como todos los muchachos de entonces lo conocíamos.
Por aquellos años 50 y 60 del pasado siglo, cuando nosotros trotábamos por las calles puesto que todos los juegos infantiles se realizaban en las mismas, existía una plantilla de municipales compuesta por cuatro miembros, a saber: nuestro protagonista el señó Álvaro, Juan el cabo de los municipales y Vicente, además el señó Benito que era el alguacil que también realizaba servicios de orden público o por lo menos así lo entendíamos nosotros.
Como decimos todos los juegos de los niños y niñas se realizaban en la calle, no había entonces ordenadores, juguetes electrónicos ni pensamientos de que pudieran llegar, eso sí hacíamos mucho ejercicio físico corriendo, saltando o subiendo a lugares inverosímiles o realizando alguna que otra pillería como lanzar piedras a las bombillas o a otras dianas, etc., desde luego, debido a este constante ejercicio había pocos niños obesos. Los municipales sobre todo a los muchachos no nos perdían de vista, y esa era una de nuestras pesadillas: la constante vigilancia del señó Álvaro con el objeto de impedir nuestras travesuras como podía ser entre otras la de subirnos a las moreras de la carretera de Zafra a coger las hojas para los gusanos de seda y comernos sus moras; muchos las pasamos algo moradas (nunca mejor dicho) al encontrarnos en una situación difícil cuando éramos sorprendidos por él subidos en el árbol e incitándonos a que bajáramos ¿y quién era el que bajaba?, por entonces la autoridad era muy respetada y máxime si te podías llevar algún pescozón. Eran situaciones complicadas que ahora nos resultan simpáticas.
Al señor Álvaro le conocimos también como pregonero anunciando a los vecinos en cualquier esquina del pueblo los Bandos del Ayuntamiento, la llegada de vendedores ambulantes u otras noticias de interés, que por cierto lo hacía con una potente y armoniosa voz.
Nuestro cariñoso recuerdo para el señó Álvaro, otra persona singular de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros.
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