Puede que sea precisamente por tratarse de una calleja poco transitada, sin coches y sin ajetreos, eso sí limpia y muy íntima la calleja del Coso de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros haya sufrido el mínimo de transformación por lo menos las fachadas de sus inmuebles se encuentra intactos y de ahí su pintoresquismo, al paseante le gusta andar por ella, con lentitud y sosiego se va fijando en sus pequeños detalles, le gusta la paz y la tranquilidad emanan de la calleja El Coso.
La fotografía que el viajero obtuvo de la fachada de este cobertizo le agrada, la gruesa pared está hecha de tierra prensada, tapias le llaman, un sistema de construcción muy antiguo que hoy día ha desaparecido, estas tapias están hechas con tierra “colorá” de la que prolifera en nuestro término municipal, la misma que vienen utilizando los alfareros para la fabricación de sus cacharros.
Los de nuestra generación nos acordamos cómo los albañiles hacían estas tapias, con tierra humedecida que iba encajonada entre dos tablones que iban apisonando o aprensando poco a poco –antes había menos prisas- con un artilugio o herramienta llamada pisón, que consistía en un cono hecho de madera, grueso y muy pesado provisto de un mango de palo, con el que machacaban y lograban compactar la tierra hasta conseguir la obra que se muestra en la fotografía con un resultado magnifico. Estas tapias bien conservadas son imbatibles a los tiempos y a la lluvia, proporcionando al edificio un ambiente térmico magnifico –fresco en el verano y cálido en invierno-, lo que no se consigue con los bloques y el cemento que actualmente se utiliza.
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