Los extremeños sabemos de la existencia en las comarcas del Alentejo y El Algarve de la vecina nación de Portugal gracias a nuestra proximidad a las mismas de la existencia unas magníficas chimeneas que adornan los tejados de sus casas, son muy bellas, dotadas de mucho arte y vistosidad, todas ellas de grandes proporciones y que destacan en el paisaje urbano.

Esta costumbre está muy introducida en nuestra tierra, nos la trajeron nuestros vecinos los albañiles portugueses y este pueblo no fue ajeno a la moda de aquella época.

En Salvatierra de los Barros hubo grandes chimeneas que en algunos casos no guardaban la debida proporción sobre todo en aquellas casas más bien bajitas –aún quedan algunas-, aunque las más han desaparecido debido a las obras de reformas llevadas a cabo por los dueños de los inmuebles, algo lamentable para los amigos de nuestros usos y costumbres, pero comprensible dado que les ha dado más comodidad a sus hogares.

Pues bien, transitando por la calleja llamada de los Leva, el paseante se da cuenta de que en la que fue una humilde casa, muy bajita y de reducidas dimensiones soporta sobre su tejado una chimenea que se nos antoja demasiado grande, y se acuerda de las de Portugal. La casa hoy no es habitable, se encuentra en un estado más o menos ruinoso y de hecho la puerta de entrada se encuentra tapiada.

La chimeneas como los coches son el tubo de escape de los humos que genera la leña que sirve como combustible para caldear el hogar y cocinar la comida, suponemos que a través de ella habrán salido muchos humos de muchas cargas de leña que habrán calentado el hogar de familias humildes, un paliativo para las carencias económicas de antes.

Para nuestro gusto, éste es otro de los rincones pintorescos de nuestro pueblo Salvatierra de los Barros.