Hoy tenemos la gran satisfacción de recordar a otra de las personas ilustres de Salvatierra de los Barros: Don José María NAHARRO CASTAÑO, al que los de mi generación y posteriores hemos conocido como don José María el Boticario. Nuestros recuerdos de su figura son los de un hombre de una estatura normal, delgado, serio y correcto, portaba un blanco y gran mostacho, tocado siempre con un tocado con sombrero, padecía una ligera cojera que le obligaba a usar bastón. Vivía en la calle Manuel Vinagre donde también tenía su farmacia la que él mismo regentaba. La casa a que nos referimos es actualmente propiedad de Rafael Bermejo “el de la botica”, sobrino del referenciado.
Don José María nació en nuestro pueblo el 8 de marzo de 1881, era hijo de Blas y de Juliana también nacidos en Salvatierra. En las escuelas del pueblo cursó las primeras letras, las de Latín y Humanidades en el Seminario Conciliar de San Atón (así se llamaba antes) y en la misma ciudad el Bachillerato. Posteriormente ingresó en la Universidad Central (Madrid) donde terminó la carrera de Farmacia.
Finalizada su carrera abrió su botica en Fuente del Maestre. En 1916 se vino al pueblo donde ha ejercitado su profesión hasta 1955 año en el que jubiló por edad, fue el 6 de abril. Total trabajó ininterrumpidamente durante 42 años.
De don José María hay mucho que hablar como persona afable y muy respetada en el pueblo, prestó buenos servicios humanitarios a los pobres en su farmacia, los tiempos entonces eran difíciles y ayudó mucho a los necesitados facilitándoles las medicinas que después le pagarían y en algunos casos facilitándoselas gratuitamente. Era de corazón desprendido y generoso, muy amante del orden y de la justicia. Hombre de profundas convicciones religiosas, recto y ejemplar en sus actuaciones.
De su vida pública indicar que en política desempeñó el cargo de Presidente del partido político denominado Unión Patriótica en tiempos de Primo de Rivera. Fue elegido alcalde en noviembre de 1928, a la caída del régimen de Primo cesó como alcalde. Durante el período de su mandato obtuvo excelentes frutos en beneficio de la moralidad y buenas costumbres, orden público y represión de la blasfemia.
Hay que señalar que durante la II República y Guerra Civil sufrió molestias por su patriotismo y creencias religiosas.
Don José María falleció a las once de la mañana del 27 de abril de 1972, cuando contaba 91 años de edad.
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